Hola de nuevo, dejo aquí otra, ya m direis, jeje saluds!
La noche era fría y lluviosa, cuando se quisieron dar cuenta, ella no se encontraba en el campamento. El joven que ella amaba comenzó a preguntar a todos sus amigos, pero nadie la encontraba, la lluvia se convirtió en tormenta, todos preocupados se adentraron en el bosque a buscarla.
Ella se hallaba en un lugar oscuro, sola, asustada… Su temor creció al escuchar los cánticos de una noche de tormenta, salió corriendo de allí. Mientras intentaba escapar de sus temores, encontró una especie de mansión abandonada… o eso parecía.
Se adentró en ella para guarecerse de la lluvia y la maleza del bosque en esa noche.
Al entrar, la luz de la tormenta era su lumbre, el silencio dominaba el ambiente. De repente un joven con apariencia de hombre, la incitó a que se adentrará en aquella mansión, ella sabia que no debía hacerlo, pero una fuerte atracción se hacia dueña de su cuerpo y su mente. La razón sabia que algo iba mal, pero no se resistió a acercarse a él, su piel pálida y fría, sus ojos negros y profundos, sus labios que acariciaban su cuello lentamente…
Los gritos, el sufrimiento, sentir como la vida se marcha, no pudo detenerlo… ¿o si?
Tocó la medianoche, la luna se alzaba por fin sobre el cielo despejado, su amado entró en aquella mansión, acompañado por sus amigos, era tarde.
El mismo joven y adulto a la vez, les recibió, pero había cambiado, sus ojos era verdes, en su piel las venas resaltaban de un color vivo.
- ¿La estáis buscando a ella? – Señaló hacia las escaleras, la joven estaba sentada en los escalones más altos, con la cabeza cabizbaja…- Ya es tarde.- una sonrisa frívola apareció en aquel rostro hermoso.
- ¿Qué estás diciendo? – el joven comenzó a preocuparse más y más, hasta que nervioso y con la voz temblorosa prosiguió – Dana, acércate, nos marchamos.
- No te escucha, solo atiende a mi voz. - Todos estaban temblando, no se explicaban que estaba sucediendo, porque ella no reaccionaba – Mátalos. – Su voz sonó con fuerza y sin remordimiento.
- ¡Qué! ¡No para, pero a que juegas!
- No es un juego. – Una sonrisa cargada de frialdad y excitación se extendió en su rostro, acompañada de una risa que hacia estremecerse hasta a las rocas.
Ella se les acercó velozmente, pero al tener al joven ante ella, aquel chico que le había entregado su corazón, solo puedo pronunciar – Huye, olvida que me as conocido, será lo mejor. – Sus ojos se llenaron de lágrimas, intentó contener la orden de su amo - ¡MARCHAOS!
Huyeron de aquel tenebroso lugar, nadie creía lo que había ocurrido. El chico estaba en un estado de shock, su amada, su niña, como él la llamaba cariñosamente… se había marchado, se estremeció solo de pensar en todo lo que había pasado en una noche, finalmente lloró, cayó al suelo rendido, lleno de sufrimiento.
Llegaron al campamento, intentaron olvidar lo ocurrido.
Pero cuando todos despertaron hallaron el cuerpo frío y sin vida del joven abrazando una foto de su amada…
Ella al enterarse de lo sucedido, estuvo castigándose durante toda la eternidad… todo cayó en el olvido, convirtiéndose en una leyenda nocturna….