Tu lápida...

mi làpida
Isobel Woodman
esposa,madre y sacerdotiza

pase horas y horas mirando mi propia lapida, noe me preocupa estar muerta, no me preocupa ver centenares de muertos a mi alrededor.
si hay algo que me preocupa, mi esposo murió 2 semanas después de mí, por amor dicen los vivos. pero si esta muerto por qué rayos no lo puedo encontrar? tengo todo el tiempo del mundo, le preguntare a cada muerto que vea, iré en busca de mi marido. Las almas gemelas no se separan nunca menos en la muerte.

Y aquí estaba, contemplando mi lápida, es una extraña sensación ver escrita tu propia lápida, pero más raro es aun que la haya escrito yo.

Faolin.

Aqui yace mi cuerpo sin vida, para que me sirva de faro una vez pierda el camino.


Reza mi tumba.

Con los ojos enrojecidos y de rodillas sobre el nicho,estaba yo acariciando mi nombre grabado sobre la lápida.¿Por qué me había matado?¿Por qué no había murto mi asesino?Había estado tan cerca...El cuchillo que me se había clavado en un costado podría haberle atravesdo a el el corazón,pero no pude.Aquel sentimiento no me dejó,Pero ahora yo soy eterna,y puedo esperar eternamente a que el vanga aquí,pues se que no morirá,es un traidor a la vida y no puede morir.Merece un castigo peor que la muerte.Y yo le daré el peor de todos os castigos,pero ahora tengo que esperar.Esperar junto a los nichos vacios...

Levanté la cabeza y vi una joven que me sonreía. No era una sonrisa alegre.

-El ya ha cruzado hechicero ( me dijo ).

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes? ¿Quién eres tú?.

-No lo sigas hechicero, el ya cruzó, pasó mucho tiempo aqui, su lugar nunca fue el de los vivos, tú lo sabes.

- ¿ Y tú que sabes si este era su sitio o no ?. No eres nadie para juzgar (le grité). Es solo un niño.

-El ya vio la puerta una vez hechicero, deja que esta vez la cruce.

-Pero..no puede ser.

-No te culpes, él lo quiso asi. Detrás de tu lápida hay una carta para ti, la he estado guardando, ahora yo también me marcho.

- ¿A dónde? (pregunté aun desconcertado)

-Seguiré adelante ( respondió con sencillez)

no había lápida...
nunca me lo hubiera imaginado, pero mis compañeros no habían encontrado mi cuerpo. un escalofrio recorrió mi espina dorsal. hacía tiempo que no sentía un dolor así. quizá fuera lo mejor. si mi cadáver aparecía, podrían culpar a cualquiera de mis amigos, y yo no quería eso. de repente una cara conocida se acercó y pasó a mi lado. quizá fuera el viento, o quizá que mi mejor amiga estaba llorando desconsolada en un banco. un chico se me acercó por detrás, pero intenté no escucharle.
-Eres una shinigami, ¿verdad?
-Lo era- repondí.
-Esas alas negras no marcan nada en especial. si quieres aún puedes salvar muchas almas.
-¿Cómo?
-Haz lo que tú sabes.
volví a contemplar a mi amiga, que hablaba en voz muy baja. pude captar algunas palabras.
-Muerta... No, asesinada...
El chico posó su mano, ensangrentada, sobre mi hombro.
-Hazlo.
Yo, como poseída por una fuerza desconocida, apoyé el reverso de mi espada Zanpakuto sobre su frente. El chico me sonrio y dijo unas ultimas palabras antes de irse.
-A Ian también lo mataron. Búscale a él y hallareis la respuesta.
Yo como anonadada, sólo pude contestar.
-Acuérdate de mi en el cielo, porque los demonios nunca podremos llegar.
Había elegido mi camino. Buscaria a Ian y vengaría mi muerte. Y no habría nadie que se interpusiera en mi camino. Pero esta vez él no sería el que vencería..