Las almas perdidas
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Las almas perdidas

Entra en el mundo por el que las almas perdidas vagan sin retorno....
 
ÍndiceÍndice  PortalPortal  BuscarBuscar  Últimas imágenesÚltimas imágenes  RegistrarseRegistrarse  Conectarse  

 

 Aún sin título :P

Ir abajo 
2 participantes
AutorMensaje
mimi-chan

mimi-chan


Cantidad de envíos : 56
Edad : 31
Localización : En ToKyO
Fecha de inscripción : 07/03/2008

Aún sin título :P Empty
MensajeTema: Aún sin título :P   Aún sin título :P Icon_minitimeSáb Mar 22, 2008 10:48 pm

Bueno, aquí os dejo una parte de una historia que esto haciendo... Igual es demasiado fantás tica... Embarassed Embarassed Si os gusta (o no) decidlo, para dejarlo o continuar, si eso.

Hacía dos días, Alexander había abandonado su hogar, dejándolo pasto de las llamas. Hacía dos días, Alexander había perdido su vista en el horizonte y había emprendido la marcha. Hacía dos días Alexander había dejado de ser "el pequeño Álex" y había empezado su transformación. Hacía dos días, su pasado había muerto.

Una chica, que no levantaría más de medio palmo del suelo, se encontraba sentada al borde de una colina, bajo un árbol. El viento acariciaba su cabello azulado, recogido en dos coletas extrañamente largas. Además, la vaporosa falda corta que llevaba encima de los pantalones se mecía al compás del pelo, y su camisa azul cielo destacaba en el páramo verde.
-Pix, ven...
El hada se levantó desplegando unas hermosas alas de plumas blancas, y se acercó a un muchacho de unos quince años de edad. Estaba tumbado sobre la hierba y se quejaba constantemente.
-Pix, tengo sed...
-Por tonto, Alexander. Te dije que cogiéramos agua en aquél pueblo, pero tú ni caso.
Alexander se levantó deprisa y se colocó con las piernas cruzadas, los brazos sobre el pecho y una cara malhumorada.
-Es que hace dos días no hacía tanto calor...
Pix se sentó sobre el hombro del chico y acarició su pelo castaño.
-Bueno, hombre, dentro de dos días llegaremos a algún sitio...
-Dos días es mucho.
Dijo él, girando la cabeza. Pix se encogió de hombros.
-Lo siento, es lo único que puedo hacer. Además, sólo llevamos caminando unas horas... Dentro de media hora encontraremos un río, según el mapa...
Alexander empezó a despotricar contra el hada.
-Llevo andando YO unas horas. Tú te dignas a dejarte caer sobre mi hombro como una urraca...
Pix se giró enfadada. Llamar pájaro a un Pixie era uno de los mayores insultos que se podían decir.
-Pues si tan urraca soy, me marcho volando.
-No, Pix... Lo siento... No pretendía...
Alexander corrió en vano detrás de ella, pero se internó en una zona de bosque. Así que decidió esperar fuera a que volviera. Se arremangó la sudadera y se sentó sobre el suelo.
-Bueno, pues a esperar toca.
El muchacho abrió su mochila y sacó un bocadillo. Eran los favoritos de Pix, de queso. Como el hada no aparecía se limitó a desenvolver el papel y empezar a comer. Una risa alertó su sentido de autodefensa. Había oído una risa justo a sus espaldas. Pero allí no había nadie. Unos segundos más y...
-Eres muy bueno, chico.
Alexander había apoyado contra un tronco a una mujer. Con su mano izquierda agarraba un pequeño puñal de plata, con símbolos que él mismo había grabado.
-¿Estás solo, pequeño?
El chico, muy a su pesar, bajó el arma, pero con intenciones no muy amistosas.
-Digo que si estás solo, pequeño.
-Tengo un nombre.
Masculló entre dientes.
-¿Y cómo te llamas, pequeño?
¿Era prudente decir su nombre a una extraña? Además tenía unos inquietantes ojos rojos...
-Parx, señora.
-Así que Parx... Un nombre muy pueblerino.
Parx había sido su mejor amigo durante muchos años. Es normal que usara su nombre. Bueno, su apellido.
-Parx, dime... ¿Estás solo?
No, estoy con una Pixie... ¿Realmente quería decir eso? No, no podía contar a nadie la existencia de aquél hada, que se había encontrado herida hacía muchos años... Había cuidado de ella hasta que se había recuperado y ella, a cambio, se quedó con él.
Lo mejor era decir que realmente sí estaba solo.
-Sí, señora. Nadie está conmigo.
Un "beep, beep" comenzó a sonar en su bolsillo. No, ahora no...
-¿Qué es eso, muchachito?
La mujer sacó la mano de Alexander del bolsillo del pantalón y miró su muñeca. En ella había una pulsera de hierro con un extraño símbolo dibujado.
-No, no puedes ser uno de ellos...
La mujer, horrorizada, se llevó las manos a la boca.
Alexander sacó otra vez el puñal de la mochila. Despacio y con cuidado, como le habían enseñado... La presa no huiría... Su hermana esperaba en una celda que él cumpliera el trabajo...
Melissa estaba recostada sobre la pared. Los hongos y el musgo proliferaban en aquel ambiente tan húmedo. Incluso su pelo moreno, igual que el de su hermano gemelo, se estaba erizando. Alexander... ¿Dónde estaría? No podía pensar en ello. De todas formas, le ardían los ojos... Rei se acercó corriendo. Bueno, es un decir. Se acercó volando.
-Melissa, ¿Estás bien?
Melissa abrió los ojos despacio. Había tenido una visión de su hermano, y en la visión no estaba haciendo amigos precisamente...
-Sí Rei. Intento contactar de algún modo con Pix y Alexander...
Alexander había prohibido incluso a su hermana llamarle Álex. Era un mero trámite... Si él realizaba las misiones ordenadas, dejarían a Melissa libre. Lo gemelos malditos, les llamaban. Él podía teleportarse y tenía una capacidad innata de matar. Ella podía ver el futuro y tenía poderes psíquicos. Y, además, habían sido bendecidos con el don de poder poseer un Pixie cada uno. Pix había decidido quedarse con Alexander y Rei con Melissa.
-No te esfuerces demasiado. Ésto está demasiado aislado... Es casi una pérdida de tiempo intentar nada.
Rei, rubio, de tez pálida, iba vestido con unos pantalones cortos y una camisa blanca. Además llevaba una botas de cordones bastante bajas.
Éste intentó darle ánimos a Melissa. Siempre le gustaba que Rei se colocara sobre su hombro, pero esta vez estaba demasiado alicaída.
Unos pasos se oyeron por el pasillo. Una mano entró entre la pared y le trajo la comida. Rei se levantó a buscarlo y le puso la bandeja en el regazo a Melissa. Ésta, sin mucho afán, repartió la comida para que Rei también pudiera comer.
-Melissa...
-Rei, te juro que saldremos de aquí. Te lo juro por lo que más quieras...
Pix sobrevolaba los árboles. Su sexto sentido le dijo que Alexander había hecho una tontería. Cuando llegó vio al muchacho sentado sobre el suelo, con la cabeza hundida en las rodillas y en estado de "shock". Quizá tuviera una capacidad innata para matar, pero era realmente débil psiquicamente. Todo ésto dejaba al pobre muchacho agotado, y con unas grandes conmociones. Odiaba la violencia, pero debía cumplir órdenes para liberar a su hermana.
Pix se colocó encima del hombro del muchacho.
-Alexander...
-Pix, te juro que voy a dejar de sentir. Matar no va a suponer ninguna complicación para mí...
Las manos del muchacho estaban llenas de sangre, y todavía portaba una pequeña daga en ellas, con el mismo tono rojizo.
-Envié el cuerpo a donde están ellos. Misión cumplida. Podemos irnos...
Pix se revolvió un poco.
-Alexander, llevamos cinco personas en dos días... Es mucho para ti...
El muchacho se levantó de un salto, asustando al hada. Tenía los ojos amarillos cuajados de lágrimas que resbalaban por su cara. Gritando, contestó.
-¿Tú no quieres liberar a Rei y Melissa?
-Ellos son fuertes, Alexander. Podemos hacerlo más despacio...
Alexander se limpió las lágrimas con la manga de su sudadera.
-Sí, Melissa siempre fue la más fuerte y mejor en todos los deportes. Yo era un poco rata de biblioteca, Melissa era la única que conseguía, con toda su fuerza bruta, que dejara los libros y jugara un poco con ellos... Quizá me tenían que haber encerrado a mí... Es más, se lo sugerí... Pero les dio igual.
Pix se levantó. Quizá era mejor, acabar todo en el menor tiempo posible, sin complicaciones, y luego olvidarlo todo...
-Alexander, no olvides que yo siempre voy contigo...
El chico dejó que su amiga se apoyara en su hombro. Ella también había perdido a su hermano.
-Nunca lo olvido, Pix. Nunca lo olvido...
Alexander se despertó en medio de la noche. Había acabado en una posada, escondiendo a Pix en su mochila. Ya había cenado, y estaba lleno, así que decidió irse a la cama... ¿Por qué se habría despertado? Ah, sí... La pulsera estaba ardiendo. Otro "trabajito".
-Alexander.
Dijo el muchacho al aire.
De repente una voz gutural emergió de las profundidades del metal de la pulsera.
-Alfa 059. Tu misión será infiltrarte en la mansión de un marqués y asesinar a su hijo y su mujer. Necesitamos que el hombre se suicide. Después prepáralo todo para que parezca que mató él a su familia. Te acogerá como chico de los recados.
-Nombre.
-Matt.
-Familia.
Dijo Alexander, con una voz algo cansada pero seria.
-Karu (el hijo), Rust (el señor) y Fith (la esposa).
La comunicación pareció cortarse, pero se oyó por último.
-Aquaville. 505 dcha. portal 5.
Alexander apuntó todo aquéllo en un bloc. Recogió sus cosas y dejó que Pix se subiera en su hombro. Abrió la ventana y saltó desde el tercer piso hasta el suelo sin provocar el mayor ruido. Realmente valía para aquél trabajo...
-Zack, supongo.
-Supone bien, señor Matt.
Alexander estaba en la habitación principal de la mansión Matt. El señor Matt estaba sentado sobre un gran sillón rojo y dorado, mientras bebía su té. Toda la sala estaba decorada en tonos dorados. El escritorio, la silla, la mesa de té... incluso la mayoría de los libros tenían las tapas doradas.
-Espero que sepas cumplir bien tu trabajo.
-No le defraudaré, señor Matt.
El señor Matt llevaba un traje gris muy pulcro. Su pelo canoso contrastaba con unos ojos azules muy intensos. Las arrugas surcaban ya su cara. En el extremo contrario, Alexander se había vestido con unos pantalones desteñidos de color verde, una boina marrón y una chaqueta blanca encima de una camisa. Pero los zapatos, quizá demasiado viejos, estaban ya de sobra. El atuendo que le habían proporcionado estaba pasado de moda, quizá unos cincuenta años. Pero la verdad es que el señor Matt también, pues hoy día nadie llevaba ya un bigote como el suyo ni unos pantalones planchados con raya.
-Quiero que recojas las bolsas de la tienda a las nueve y quince y que lleguen aquí a y veinticinco exactamente. Te pagaré y te podrás marchar a dondequiera que duermas.
-Sí señor.
El muchacho se marchó de la casa por la puerta trasera. La casa sólo disponía como servicio a un mayordomo, y no sería muy difícil hacerle callar. Cuando hubo llegado a la esquina, se quitó la ropa y la guardó en la mochila. Debajo llevaba un pantalón corto y una camiseta. Se quitó también los horribles zapatos y se puso sus playeras. También se peinó concienzudamente con agua.
-Estás... Presentable.
Dijo Pix con una amable sonrisa. El chico se la devolvió sin mucho afán.
-Ya he descubierto los puntos clave de la casa. Mañana podré realizar la mitad del encargo, y quizá también silencie al mayordomo.
Pix giró la cabeza, asqueada.
-Te acompañaré.
Alexander se sorprendió.
-¿Estás segura?
-Tú tienes una capacidad innata de fuga del lugar del crimen, así que
mañana te acompañaré.
Pues eso, si os gusta me contais... Smile
Volver arriba Ir abajo
http://animees.forospanish.com/
Queca

Queca


Cantidad de envíos : 113
Edad : 31
Localización : En El Cementerio De Los Vampiros ,.,
Fecha de inscripción : 02/02/2008

Aún sin título :P Empty
MensajeTema: Re: Aún sin título :P   Aún sin título :P Icon_minitimeDom Mar 23, 2008 12:49 am

Tú y yo vamos a hablar seriamente Mimi. Que es eso d no contarm k estas escribiendo una historia cuando Yo te he pasado hasta el cpa 6 d la mia Suspect ??

Por el resto me gusta mucho asi k a colgar. No soy la unika que va a escribir bajo amenazas no?? tongue
Volver arriba Ir abajo
 
Aún sin título :P
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Las almas perdidas :: Zona Creativa :: Tus historias-
Cambiar a: